Por: Jhermain Alexander Acuña Espinosa, socio fundador de la empresa BIM International S.A.S. y asesor BIM para la CCI.
La ejecución de proyectos de infraestructura hace parte de los requisitos para mantener e impulsar el desarrollo, competitividad y productividad de un país, en particular, por los impactos positivos que generan sobre la economía y las condiciones sociales, por el valor agregado en la generación de empleo, de nuevas formas de conectarse y de fortalecer lazos comerciales, y por la mejora en las condiciones y calidad de vida de sus habitantes.
Usualmente requieren de inversión pública o de esquemas que buscan repartir de una mejor manera el riesgo asociado a la ejecución de este tipo de proyectos, lo que demanda afrontar retos institucionales y financieros desde las etapas más tempranas de su estructuración, hasta que se materializan y convierten en activos de larga vida. Se aplican técnicas y metodologías de maduración de proyectos, iniciando por una planeación adecuada, gestionando el riesgo asociado y manteniendo siempre en mente atender el objetivo del proyecto con la solución planteada.
En los últimos años, estas técnicas y metodologías de maduración de proyectos han venido siendo complementadas con adecuaciones tecnológicas y otras innovaciones, que propenden por aportar soluciones en general a la industria del diseño, la construcción y operación de proyectos de arquitectura e ingeniería (AEC, por las siglas en inglés de Architecture, Engineering and Construction). Dentro de estas adecuaciones, se encuentra el desarrollo e implementación de técnicas de trabajo colaborativo a través de las etapas del ciclo de vida de un proyecto de infraestructura, implementando el Modelado/Gestión de la Información para la Construcción, más conocido como “metodología BIM” (Building Information Modeling/Management por sus siglas en inglés).
Esta metodología BIM está asociada al ajuste en los procesos y protocolos básicos de administración/gestión y transmisión de la información en un proyecto (archivos de diseños, memorias de cálculo, informes, reportes, registros fotográficos, etc.), bus- cando optimizar sus tiempos de intercambio entre quienes están participando como son: consultores, diseñadores, especialistas, asesores, entidad contratante, interventores, ejecutivos, inversionistas y, en fin, todos los actores del proyecto, minimizando la duplicidad de la información, asegurando su oportunidad, y, sobre todo, garantizando su máxima fidelidad y custodia a lo largo del flujo definido al interior de cada proyecto; todo ello, vinculado a registros y metadatos de modelos tridimensionales virtuales (3D) que nos permiten apreciar de manera casi vivencial, la información que usualmente encontramos en planos e informes impresos en papel, o, en formatos digitales en dos dimensiones (2D).
La implementación de la metodología BIM en la ejecución de proyectos de infraestructura, permite superar dos barreras bien conocidas en la gestión de información: la adecuada coordinación dinámica de las diferentes disciplinas que participan en el proyecto y la barrera que supone la transmisión de información de un proyecto entre las “interfaces” que se que se producen a lo largo de su ejecución.
Para el primer caso, la implementación de la metodología BIM, junto con protocolos de coordinación, permiten centralizar la información en “contenedores digitales”, que a través de plataformas que se soportan en la nube, servicios web y software especializado, permiten que la información esté disponible en tiempo real y permanente para todos los actores del proyecto, a través de los diferentes dispositivos electrónicos que disponemos hoy en día: portátiles, tabletas, y sí, incluso nuestro teléfono móvil.
Todo lo anterior permite, además, registrar y mantener la trazabilidad completa de la información, accediendo de esta manera siempre a la versión digital certificada más actualizada y vigente de cada disciplina conforme avanza el proyecto. De esta manera, es posible asegurar la adecuada coordinación técnica de las disciplinas del proyecto y su entendimiento profundo, lo que está íntimamente ligado a la determinación acertada de cantidades y costos del proyecto, minimizando así el riesgo asociado de sobrecostos, plazos mayores de ejecución y riesgos financieros de los proyectos.
En cuanto a las “interfaces” que se producen a lo largo del ciclo de vida de un proyecto, como, por ejemplo, cuando se ha culminado la etapa de factibilidad por parte de una entidad, y, como parte de un nuevo proceso de selección, se debe transmitir la información a otro actor (consultor o desarrollador) que ejecutará la siguiente etapa de estudios y diseños, en lugar de transmitir planos, informes y memorias impresos en papel (los cuales son vulnerables a la acción del tiempo y a la custodia física que hayan tenido), junto con soportes digitales 2D, se transmite el 100% de la información recolectada a través de los “contenedores digitales”, de tal manera que es posible acceder de manera directa a los modelos digitales 3D del proyecto, con sus metadatos asociados, y en general a toda la información que fue desarrollada en la etapa de maduración anterior.
Para garantizar la integridad y custodia de la información del proyecto, estos contenedores digitales se hospedan en un Ambiente Común de Datos (Common Data Environment, CDE por sus siglas en inglés), desde donde es posible administrar los usuarios, permisos y niveles de seguridad, siguiendo las pautas establecidas en normas como la ISO 19650-5: Gestión de la información usando BIM enfoque de seguridad en la gestión de la información.
Como parte de la estrategia BIM para Colombia y de las políticas de transformación digital del país, se tiene la meta que para el año 2026, el 100% de los proyectos de construcción públicos se ejecuten mediante la aplicación de la metodología BIM. En este marco de trabajo, diferentes entidades del orden nacional y distrital han empezado a realizar requerimientos BIM en sus procesos de contratación, a través de una implementación gradual pero progresiva de la metodología con el fin de generar valor social y económico para el país.
Todo esto nos plantea el reto de lograr migrar de manera gradual, pero decidida, de la forma tradicional en la que actualmente ejecutamos la mayor parte de los proyectos de infraestructura, a una ejecución colaborativa entre todos los actores del proyecto, basados en la gestión de la información y la construcción virtual. La aplicación de la metodología BIM en los proyectos de infraestructura, nos permitirá desarrollarlos de una manera más eficiente y transparente, en especial dadas las actuales circunstancias de crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia del coronavirus, en la cual, los proyectos de infraestructura han sido llamados para ser los grandes motores que dinamicen la economía, generen empleo de manera directa, bienestar para sus habitantes e impulsen la competitividad de todo el país. Es un llamado al que vamos a atender sin demora, estamos en la senda de la metodología BIM.