fbpx Los retos de Medellín | Cámara Colombiana de la Infraestructura Pasar al contenido principal

Los retos de Medellín

Medellín

José Fernando

 

La saliente administración prometió muchas obras que no se materializaron. Un estudio adelantado por la Seccional Antioquia de la CCI mostró que al final del periodo los proyectos de infraestructura incluidos en su Plan de Desarrollo tan solo cumplían con un 59% de avance, y 12 de los 91 indicadores seleccionados presentaban un progreso del 0%.

 

Terminan para Medellín cuatro años de oscuridad ocasionada por una administración llena de desaciertos y críticas por falta de trasparencia y una evidente ausencia de gestión, en la que además de prácticas ‘non sanctas’ de todo tipo, poco fue lo que se pudo avanzar en temas de infraestructura física. La saliente administración prometió muchas obras que no se materializaron. Un estudio adelantado por esta Seccional Antioquia de la Cámara Colombiana de la Infraestructura mostró que al final del periodo las obras en materia de infraestructura incluidas en su Plan de Desarrollo, tan solo cumplían con un 59% de avance, y 12 de los 91 indicadores seleccionados presentaban un progreso del 0%.

La nueva administración recibe una ciudad con su in- fraestructura física bastante deteriorada, por lo que la tarea deberá iniciar por recuperar la malla vial, que siempre fue orgullo de la ciudad, los parques, las zonas verdes y prácticamente toda la infraestructura educativa y de salud, que no solo muestra deterioro físico sino abandono.

Pero esa labor de ‘recuperación’ no puede distraer la atención de la actual administración sobre la importancia de construir nuevas obras que le permitan atender adecua- damente su permanente crecimiento y recuperar el atraso que presenta la ciudad en materia de infraestructura física, como consecuencia del rezago que por décadas han tenido en general todas las ciudades del país, producto de políticas mal priorizadas y falta de transparencia de los diferentes gobiernos nacionales y regionales que nos mantienen aún como un país en vías de desarrollo.


En un análisis realizado en la CCI Antioquia, hemos elaborado lo que en nuestro concepto consideramos que debe ser una prioridad en materia de obras para la nueva administración de la ciudad.


Debo empezar por mencionar el Metro de la 80, primero porque es una obra que involucra grandes transformaciones urbanas en un corredor de 13,5 kilómetros en el occidente de la ciudad, en segundo lugar porque es un contrato en ejecución con un valor cercano a los $3,5 billones, en tercer lugar porque su financiación en buena parte proviene del gobierno central con el que no existe una buena comunicación, y en cuarto lugar, porque desde su etapa de preconstrucción ya se han identificado $510.000 millones de déficit que habrá que cubrirlos.


La segunda prioridad deberá estar en la terminación de las obras necesarias para poner en funcionamiento las turbinas 5 a 8 de Hidroituango, porque, como siempre lo hemos dicho, es la única forma de minimizar los riesgos para las poblaciones aguas abajo del proyecto, y porque de esa forma el proyecto puede lograr más rápido el retorno de una inversión que ya superará los $19 billones.
 

La tercera prioridad deberá estar centrada en la pronta repotenciación del Vaso Altair y garantizar la pronta construcción del Vaso la Piñuela en el relleno sanitario La Pradera, ubicado al norte del Valle de Aburrá, que atiende los residuos sólidos de Medellín y otros 47 municipios del departamento, esto con el fin de que, la ciudad, el área metropolitana y gran parte del departamento no entren en emergencia sanitaria.


La cuarta prioridad deberá estar centrada tanto en los accesos desde Medellín al Túnel de Oriente, cuya ampliación está prevista para iniciarse este año, como en gestionar ante el gobierno central los recursos faltantes para garantizar la terminación de los accesos al túnel Guillermo Gaviria Echeverri, debido a dos razones: la primera, que el municipio ya aportó un poco más de $500.000 millones en la construcción del primer tramo, y la segunda, porque es la forma de impulsar el territorio de Urabá y así quitarle presión migratoria de los pobladores de los municipios, no solo de Antioquia, también de los departamentos cercanos a Medellín. Si bien tan solo hemos mencionado cuatro prioridades, la nueva administración deberá seguir adelante, igualmente, con otra serie de proyectos que ya están definidos, pero que por razones de espacio no podemos mencionar esta vez en detalle. Entre ellos están: la modernización de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot, el reforzamiento de la red de ciclorrutas, la continuación de la Vía Distribuidora y la construcción de múltiples intercambios viales.


No es menor el reto y la responsabilidad frente a la ciudad que tiene la actual administración, pero a su favor hay tres fortalezas que nos dan la confianza de que sí harán un buen trabajo: la primera, el hecho de ser la segunda vez que asume esta responsabilidad; la segunda, cuenta con un equipo sólido e integrado por personas honestas; y la tercera, su trabajo lo hará articulado con el sector privado, condiciones que -para desgracia de los antioqueños- perdimos durante los últimos cuatro años.